Todo el universo observable conocido está integrado en una vasta red cósmica de materia que conecta estructuras físicas ligadas gravitatoriamente como los cúmulos de galaxias separados por inmensos vacíos
Supongamos que nos podemos ir de casa, y alejarnos no un poco, sino más allá de los confines de nuestro sistema solar, mucho más allá. Dejemos atrás el brazo de Orión, esa parte de la estructura en espiral de nuestra galaxia que tenemos más cerca. Seguimos viajando y abandonamos ahora la estructura de miles de millones de estrellas que giran en torno a un punto cercano a Sagitario A*, el monstruoso agujero negro que habita en corazón de la Vía Láctea.
Si nos distanciamos lo suficiente para que toda esa estructura se convierta en un punto, ¿hacia dónde iríamos desde ahí en busca de otras galaxias? ¿Encontraríamos algo igual de cerca independientemente de la dirección en la que viajemos? La respuesta simple es no.




