Los científicos sospechan que hace miles de millones de años, durante la formación de Venus, este brillante planeta que se suele ver al amanecer y al anochecer, recibió tanta agua como la Tierra. Pero en algún momento se produjo una catástrofe. Las nubes de dióxido de carbono (CO2) de su atmósfera desencadenaron el efecto invernadero más potente del sistema solar, que elevó la temperatura de su superficie hasta los 482 ºC (o 900 °F). En este proceso, casi toda el agua de Venus se evaporó y la mayor parte se perdió en el espacio.