Hace cosa de dos años el telescopio espacial James Webb (JWST) observó indicios de la presencia de dimetilsulfuro (DMS) en la atmósfera del exoplaneta K2-18b, un mundo situado a 124 años luz con un tamaño 2,63 veces el de la Tierra. La noticia llamó rápidamente la atención porque el DMS es un biomarcador, es decir, una sustancia asociada con la vida (en la Tierra, el DMS es fruto de la acción del fitoplancton oceánico). Además, a diferencia de otros biomarcadores como el oxígeno o el ozono, que también pueden ser creados por procesos no biológicos, se desconocen reacciones abióticas capaces de generar grandes cantidades de DMS