La premisa principal de este artículo está basada en los importantes cambios que sufren las estrellas a lo largo de su vida. Cuando el Sol se transforme en una gigante roja, la zona habitable -la región alrededor de una estrella en la que las temperaturas permiten la existencia de agua líquida en las superficies planetarias- se moverá hacia afuera, del sistema solar interior al exterior. Los satélites helados que se encuentran en órbita alrededor de los gigantes gaseosos podrían, por lo tanto, situarse dentro de esta nueva zona habitable.