Durante su sobrevuelo por el sistema de Urano, la sonda Voyager 2 tuvo la oportunidad de capturar imágenes “de cerca” de uno de sus mayores satélites, Ariel. He entrecomillado “de cerca” porque la realidad es que pasó a casi 130.000 kilómetros de su superficie y, aun así, a día de hoy, seguimos interpretando y reinterpretando los datos que se tomaron en 1986.