Varias empresas están planeando «constelaciones» de satélites, es decir, grupos de cientos de satélites que pueden ofrecer servicios móviles o de banda ancha en cualquier parte del mundo. Sin embargo, estos satélites tienen que estar en órbita terrestre baja y pueden ser relativamente grandes, por lo que su potencial para perturbar las observaciones del cielo nocturno es motivo de preocupación.
Ahora, un equipo internacional de científicos dirigido por astrónomos del Centro para la Protección del Cielo Oscuro y Silencioso frente a las Interferencias de Constelaciones de Satélites (CPS) de la IAU, entre los que se encuentran investigadores del Imperial College de Londres, ha publicado un artículo en Nature en el que evalúa el impacto detallado del prototipo de satélite BlueWalker 3 en la astronomía.