La única manera de conocer la composición de un asteroide con precisión es realizar análisis químicos sobre muestras recogidas in situ. Para ello se utilizan espectrómetros de masas, costosos y voluminosos instrumentos con los que trabajamos en nuestros laboratorios. Aunque algunos de esos espectrómetros se han miniaturizado e incorporado a algunas misiones, como los róveres marcianos, su precisión es mucho más baja.