Se ha descubierto una estrella enana blanca excepcional que presenta dos caras: el hemisferio más brillante está dominado por el hidrógeno y el otro por el helio.

Las enanas blancas son los cadáveres que resultan cuando mueren las estrellas pequeñas, de tipo similar a nuestro Sol. En efecto, cuando una estrella de tipo solar agota su energía nuclear, colapsa por el efecto de su propia gravedad, pero la masa no es suficiente para formar un agujero negro, se forma así un objeto sumamente compacto, del tamaño de la Tierra, pero que contiene una masa comparable a la del Sol. Por supuesto, nuestro propio Sol también se convertirá, inexorablemente, en una enana blanca; pero para ello falta mucho tiempo: unos 5.000 millones de años.

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