La NASA lleva más de una década intentando desarrollar un reactor nuclear de fisión compacto para su uso en la superficie lunar y Marte. El programa Artemisa tiene como objetivo establecer una base lunar tripulada en el polo sur de la Luna, donde existen zonas iluminadas permanentemente, pero también regiones en las que la oscuridad es permanente. El Sol apenas se eleva sobre el horizonte, por lo que el despliegue de paneles solares de gran tamaño capaz de alimentar una base tripulada debe hacerse en vertical y no es una tarea sencilla. En cualquier caso, en otras latitudes la noche lunar dura una media de 14,5 días, de ahí la necesidad de encontrar un sistema que genere electricidad sin depender del Sol. Como resultado, durante la primera década de este siglo la NASA desarrolló el programa FSP (Fission Surface Power) para, como su nombre indica, desarrollar un reactor de fisión apto para la superficie de la Luna y Marte.