Ha sido necesaria una supermáquina, el MareNostrum del Barcelona Supercomputing Center, capaz de manejar datos de observaciones realizadas desde el siglo XVII, junto con el apoyo de los ordenadores del Grupo de Ciencias Planetarias en Bilbao, para desentrañar la mancha más exótica del cosmos, un gigantesco anticiclón rojizo que convierte Júpiter en un planeta inconfundible. Ahora hemos desvelado su edad y su origen.