En el corazón de toda gran galaxia hay un agujero negro supermasivo, cuya inmensa gravedad atrae el gas de su entorno. A medida que el gas entra en espiral, se acumula en un disco de acreción plano alrededor del agujero, donde se calienta e ilumina. Con el tiempo, el material más cercano al agujero negro sobrepasa el punto de no retorno y es engullido.
Sin embargo, los agujeros negros solo consumen una fracción de ese gas que se dirige hacia ellos. Al rodear un agujero negro, parte de la materia es expulsada al espacio, de forma parecida a como un niño desordenado derrama gran parte de lo que tiene en el plato.