Los autores han medido la evolución del movimiento orbital de Mimas alrededor de Saturno usando datos de la sonda Cassini y han llegado a la conclusión de que solo puede explicarse por el efecto de las fuerzas de marea sobre un cuerpo que no es totalmente sólido por dentro. O sea, Mimas debe tener un manto de agua (en concreto, los autores del paper han medido el desplazamiento progresivo del punto más cercano a Saturno). El océano global de agua líquida se halla bajo una corteza de hielo 20 o 30 kilómetros de espesor. La profundidad del océano es, por el momento, desconocida. Como comparativa, la corteza de Encélado se cree que tiene un espesor medio de 18 a 22 kilómetros, aunque en el polo sur su espesor es inferior a los 5 kilómetros. Asimismo, Europa, el satélite de Júpiter, tiene un océano global bajo una corteza de entre 15 y 25 kilómetros. Al tener un océano interno, la superficie de Mimas se mueve con respecto a su centro, generando diferencias de posición que pueden ser medidas. El equipo de Lainey concluye que los datos de Cassini se adaptan mejor a este escenario que a la posibilidad de que Mimas gire como una peonza (precesión) por culpa de un núcleo rocoso con forma ovalada. Otros investigadores habían propuesto con anterioridad la hipótesis de un océano interno en Mimas, pero no habían sido capaces de determinar si las diferencias en el movimiento orbital se debían a un manto de agua a un núcleo sólido oblongo.