Cada once años, en promedio, el Sol alcanza el pico de su ciclo de actividad y lanza un ataque en forma de erupciones solares y eyecciones de masa coronal (CME por sus siglas en inglés) que arrojan partículas solares y radiación electromagnética a todo el sistema solar. Siempre que la fusión del Sol sea de leve a moderada, deberíamos poder sortearla sin demasiados problemas, pero si las cosas salen mal, los resultados podrían ser catastróficos. ¿Qué hacemos en estos casos? Prevención y ciencia.
Actualmente nos estamos acercando a uno de los picos de actividad solar, lo que significa que está aumentando la fuerza y la frecuencia de sus CME y erupciones solares. El problema es que gran parte de nuestra infraestructura de comunicaciones, como los satélites que nos proporcionan internet o comunicación móvil, pueden verse afectadas por este tipo de tormentas. Y esto podría resultar en un apocalipsis en el que podríamos no tener acceso a telefonía móvil o internet. Y aquí es cuando entra en escena la sonda de la NASA Parker Solar Probe que proporcionaría información que podría evitar un fin del mundo, al menos en lo tecnológico.