Actualmente no hay ningún plan firme para mandar un ser humano a Marte, más allá de las intenciones colonizadoras de Elon Musk con su Starship y estudios dentro de la NASA y CASC (el contratista principal del programa espacial chino). Pero siempre que se habla de vuelos tripulados a Marte surge la discusión entre los partidarios de la energía nuclear y los que consideran que basta con la propulsión química convencional. Sin embargo, la aplicación de la energía nuclear en el espacio viene en dos modalidades: la propulsión nucear térmica o NTP (Nuclear Thermal Propulsion) y la propulsión nuclear eléctrica o NEP (Nuclear Electric Propulsion). ¿Cuál de las dos es mejor? No se trata de una simple cuestión académica, pues recordemos que recientemente la NASA y el Pentágono han apostado por resucitar la tecnología de los motores nucleares térmicos que se perdió tras los proyectos Rover y NERVA gracias al programa DRACO. Al mismo tiempo, la NASA y el Departamento de Energía (DoE) mantienen el programa FSS (Fission Surface Power), antes conocido como Kilopower, para desarrollar un reactor nuclear de fisión para generar electricidad, que podría usarse más adelante en sistemas de propulsión NEP.