La teoría de la evolución se puede aplicar a todos los organismos vivos desde la aparición de LUCA (el último ancestro universal). Nuestra intuición de continuidad nos lleva a pensar que también debería ser aplicable a la evolución de las protocélulas anteriores a LUCA, incluso a la evolución de la química prebiótica; y por qué no, también hacia el futuro, a la evolución de la tecnología. Llevar esta (a priori falsa) intuición desde el origen de la vida hasta el desarrollo de la tecnología nos lleva a propuestas como la teoría del ensamblaje de Walker y Cronin publicada en Nature; un modelo físicomatemático abstracto que pretende ayudar a la futura identificación de biomarcadores y tecnomarcadores en el campo de la Astrobiología. La idea de la teoría de ensamblaje es incorporar conceptos evolutivos como selección (natural) y aptitud (fitness) en un contexto abiótico, en el que en lugar de organismos hay objetos abstractos. El artículo está liderado por Sara I. Walker (Arizona State University, Tempe, AZ, USA) y Leroy (Lee) Cronin (University of Glasgow, Glasgow, UK), siendo los primeros autores Abhishek Sharma (postdoc de Cronin) y Dániel Czégel (postdoc de Walker).




