La palabra «robot» viene del checo robota, que significa ‘esclavo’, y esto ya dice mucho acerca de lo que Karel Čapek tenía en mente cuando escribió R. U. R. en 1920 —aunque sus robots eran orgánicos, no mecánicos—. Las máquinas, sobre todo a partir de la Segunda Revolución Industrial, cuando el progreso tecnológico fue imparable, estaban para trabajar y para servirnos, y de paso, para realizar todas aquellas tareas ingratas que nosotros no queríamos hacer. De ahí todas aquellas historias en las que acababan rebelándose. Si alguna vez llegaban ser tan sofisticadas como nosotros, ¿por qué no iban a reclamar el mismo trato y derechos?