El telescopio James Webb y el Hubble coinciden en la expansión del universo. Y la física no logra explicar por qué

Las piezas siguen sin encajar. En 1929, el astrónomo Edwin Hubble demostró que el universo se está expandiendo, una prueba crucial a favor de la teoría del Big Bang. Sin embargo, cada vez que los astrofísicos intentan medir la tasa de expansión del universo, conocida como constante de Hubble, obtienen valores ligeramente diferentes. Una forma de medir la constante de Hubble son las cefeidas, estrellas variables cuyo brillo cambia de manera predecible con la expansión y contracción periódica de sus capas exteriores. La relación entre la luminosidad de las cefeidas y el periodo de sus pulsos radiales las convierten en indicadores de distancia muy fiables. Gracias a las cefeidas, las supernovas y el telescopio Hubble, los astrónomos calcularon una tasa de expansión de 73 kilómetros por segundo por megapársec. Pero aquí viene el giro: con otras técnicas, como el análisis del fondo cósmico de microondas, obtuvieron una tasa ligeramente más lenta, de 67 km/s/Mpc. Este desacuerdo ha sido cariñosamente apodado la «tensión de Hubble».